En el transcurso de la presente crisis hemos visto como países que en un principio contaban con cuentas públicas saneadas tuvieron que hacer frente a los problemas derivados del colapso del sistema financiero, sobre endeudándose y quedando expuestos a un círculo vicioso mercados financieros-mercado de deuda soberana que se retroalimentaba.
El 21 de noviembre de 2011 la Comisión Europea propuso la emisión de eurobonos como una medida de estabilización eficaz para hacer frente a la crisis de deuda soberana, lo que fue apoyado con la publicación del libro verde sobre la viabilidad de la introducción de bonos de estabilidad.
La propuesta de la Comisión, que llegaba tarde, lo hacía en un momento en el que los países más afectados por las presiones del mercado de deuda soberana veían como las condiciones de financiación se endurecían.
La lógica de los eurobonos es que la mutualización de la deuda hará que todos los países de la zona euro tengan las mismas opciones de financiarse en los mercados de deuda soberana, independientemente del estado de sus cuentas públicas, lo que supone una relajación de las condiciones de financiación de los países en dificultades.
La Comisión ofrecía tres opciones de eurobonos en su libro verde: la primera de ellas es la plena sustitución de los bonos nacionales por bonos europeos con garantías mancomunadas y solidarias, esta solución es la más efectiva desde el punto de vista de la financiación; la segunda opción es una parcial con garantías mancomunadas y solidarias -sistema conocido como bonos rojos y bonos azules-; la última opción, la opción menos efectiva desde el punto de vista de la financiación de los estados, es una sustitución parcial con garantías mancomunadas pero no solidarias.
La propuesta de la Comisión tuvo el rechazo de Alemania en cualquiera de sus tres opciones, que sólo estaría dispuesta a discutirla tras un proceso de integración de varios años. Uno de los principales motivos para el rechazo es el “riesgo moral” que se supone que los estados puedan incurrir en déficits y no preservar su estabilidad presupuestaria, lo que iría en perjuicio de los estados que si la mantuvieran.
Para evitar este “riesgo moral” se dio prioridad a las políticas de coordinación fiscal, al pacto de estabilidad y crecimiento, al procedimiento de déficit excesivo, y al pacto fiscal; en lugar de atacar el principal problema al que se enfrentaban los estados y que dió lugar a la llamada crisis del euro, el coste de la financiación. Sin embargo, el “riesgo moral”, que sirve como excusa para la no mutualización de la deuda de los estados, no se tuvo en cuenta a la hora de aplicar otras políticas: el rescate bancario, la barra libre para la financiación de los bancos, inyecciones de liquidez en el sistema financiero, etc.
Desde el inicio de la crisis la Unión Europea debió afrontar el problema de la financiación de los estados, dejando de lado sus prejuicios morales, toda vez que la aplicación de eurobonos no suponía que el resto de políticas de integración y estabilidad presupuestaria no se llevasen a cabo.
La Unión Europea debió (y debe) poner en práctica los eurobonos de forma urgente en su versión más efectiva para la financiación de los estados, ya que uno de los problemas del diseño actual del esquema de bonos soberanos es que el ahorro fluye incesantemente de los países con déficits elevados a los países acreedores, justo en la dirección contraria de lo que es necesario. Éste es, además, un paso imprescindible para desvincular la crisis financiera de los mercados de deuda soberana.
Durante la crisis del euro, los Estados con problemas de déficits elevados han soportado el alto coste de financiación junto con políticas de reducción de gasto público fruto de rescates que, sin embargo, no han mejorado la posición deudora de estos países, sino todo lo contrario, amén de causar un grave perjuicio sobre la población.
En definitiva, la situación de los países europeos con problemas de déficit se asimila a las cárceles para deudores de la época Charles Dickens, que daban al deudor pocas oportunidades de devolver lo que debía.
José González | @Jose_MGL | Economista
Publicado en debate21.es
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