En el anterior post (Bar, cenas y otros despilfarros), hacía una crítica a como desde la escuela de pensamiento dominante se nos esta adoctrinando a que la crisis es culpa nuestra y que debemos pagarlo, mientras ellos están abusando del sistema y de su situación de poder.
No quisiera confundir al lector, y hacer que piense que la política y sus actores, los políticos, sobran y que eliminándolos del sistema, todo nos iría mejor. No es esto lo que se pretende.
El post anterior pretende conseguir una primera fase: indignación. Pero no todo acaba en la indignación. La indignación por indignación es tan peligrosa o más que la complacencia por resignación.
La indignación por indignación conduce a los fenómenos que podemos apreciar en la actualidad de desafección hacia los políticos, la política, y sus instituciones. Y es precisamente esto lo que no sólo no contribuye a mejorar la situación denunciada, sino que deja en sus manos el cuchillo con el que se reparte el pastel. Esto es, les da más poder para hacer y deshacer.
Sin embargo, la política es necesaria en cualquier ámbito de nuestras vidas, ya que esta se preocupa por la resolución de los problemas de los ciudadanos, solo pensando en la comunidad se pueden solucionar problemas que nos son comunes a todos y especialmente aquellos en los que se produce un abuso de posición o poder del que la ostenta sobre el que no. Solo la política (si se ejecuta con responsabilidad) es capaz de trazar un plan a largo plazo que nos lleve al progreso y el bienestar.
¿Que debe venir tras la indignación? Tras un análisis de la situación, de los motivos que nos han llevado a ella y de las resistencias al cambio, debemos hacernos la siguiente pregunta ¿Que podemos hacer?
La frase de Gandhi "Be the change you wanna see in the world" es el perfecto ejemplo para explicar el siguiente paso.
Tenemos que ser aquello que esperamos de los demás. Si cada uno de los que nos quejamos de los políticos corruptos nos dedicamos a la política, en mayor o menor medida, participamos en partidos políticos, controlamos, exigimos transparencia, y tomamos parte de las decisiones, elegimos a nuestros representantes, la probabilidad de la corrupción en política se vería reducida hasta niveles casi inapreciables.
Esto mismo lo podemos aplicar a cualquier actividad en nuestras
vidas y conseguiremos aportar nuestro granito de arena para conseguir un
mundo mejor.
Habrá alguien que se pregunte: ¿y
de qué sirve que yo actúe bien si el resto no? Sirve y mucho: 1º si tu
participas y te preocupas, ya es uno más; 2º animando e influyendo en
otros a participar y preocuparse, ya son unos más; 3º si unos cuantos se
participan, se preocupan, controlan, exigen, se consigue influir.
En este post se ha pretendido que el lector se de cuenta de la importancia que tiene el participar en el sistema como método de control y como forma de aportar realidad al sistema. En el siguiente post hablaré de por qué, quienes nos dicen que hacen lo que hacen porque no hay otra alternativa, se equivocan.
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